Henry Méndez, dominicano, 50 años, afincado desde muy joven en España, debería pensar (si la neurona se lo permite) que son los rojos, esos a los que tanto odia, los que defenderán que pueda dar conciertos y moverse libremente en este país.
Henry Méndez, dominicano, 50 años, afincado desde muy joven en España, debería pensar (si la neurona se lo permite) que son los rojos, esos a los que tanto odia, los que defenderán que pueda dar conciertos y moverse libremente en este país.
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