Por otro lado, me fascina que el autor le haya puesto tremendas orejas de soplillo al Preparao. Algo a lo que no se atrevió ni el retratista de Carlos III de Inglaterra.
Por otro lado, me fascina que el autor le haya puesto tremendas orejas de soplillo al Preparao. Algo a lo que no se atrevió ni el retratista de Carlos III de Inglaterra.
No replies